Pueblo de Dios, con el que establece su pacto. No existía nada parecido al cristiano solitario. Ser cristiano era, por definición, algo que se hacía público al pasar a ser miembro de la iglesia local. Y era el bautismo lo que simbolizaba la nueva identidad. Agustín popularizó la frase «Non salus extra ecclesiam» («No hay salvación fuera de la iglesia»). Se abusó mucho de esto a lo largo de la historia de la iglesia medieval; pero, correctamente entendida, es una afirmación cierta. Ser salvo, en el
Page 31